miércoles, 15 de septiembre de 2010

NIKKO.

Hola.

Hace días que os comenté que os pondría alguna foto sobre el viaje que hice el pasado fin de semana. Como de lunes a viernes tenemos clase, solo podemos movernos por Tokyo, pero el pasado fin de semana, aprovechamos la ocasión y gracias a la inestimable ayuda de nuestra amiga japonesa Mónica fuimos hasta Nikko.

Después de levantarnos sobre las 6:00 am, fuimos hasta la estación de Asakusa, para coger un tren que nos llevaría tras un par de horas a Nikko, al norte de Tokyo. Nikko es un pueblo de montaña donde se conserva un complejo histórico reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Se trata de la ciudad del antiguo Shogunato Tokugawa de la era Eddo. Antes de la apertura de Japón al mundo exterior, la isla estaba regida por Shogunatos liderados por el Shogun. Estos feudos, parecidos a los de nuestra edad media, tenían como regidor el Samurai y señor de las tierras y de lo que contenían y que se le llamaba Shogun. 

El conjunto histórico de la ciudad de Nikko es especialmente bello y esta perfectamente bien conservado. Ademas presenta un conjunto de cinco templos Tendai, que destacan por su belleza (llegando incluso al recargamiento, cosa que en su momento hubo gente que criticó abiertamente;. el puente sagrado Shinkyo y la cascada Kegon

También es famoso por que en uno de sus templos (el templo Toshogu) están las tallas de los tres monos que no oyen, no ven y no hablan, reiteradamente reproducidos en cine, dibujos animados y historias por todo el mundo.





Ya sabéis lo que me gusta probar comidas nuevas y resulta que en la zona de Nikko hay una comida especial. No se trata exactamente de una comida, sino un ingrediente. Se trata de unos rollitos de proteína de leche de soja. La elaboración es algo complicada, se calienta la leche de soja y se recoge la capa superficial que se crea encima y se enrolla formando unos rollitos que se añaden a los ramen, udones y otras sopas. Sabe ligeramente lácteo, muy suave y tierno.

La caminata es considerable y sin la ayuda de la gentil Mónica que nos guió en todo momento, todo hubiese sido mucho mas difícil. Tras pasar el día y tres horas de viaje en el últimos tren, caímos rendidos en nuestras  respectivas camas.

へスス。

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