jueves, 26 de febrero de 2015

Escuelas tradicionales en la pintura japonesa: entre la narración i el decorativismo.

Como dijo Suzuki Daisetsu: “La belleza no está en la forma, sino en el significado que ésta encierra”1.

Con esta frase podemos sintetizar uno de los principios esenciales del arte japonés. A lo largo de la historia hemos de destacar, cuando nos referimos a las características generales del arte japones, cuatro características básicas que se repiten de forma continua en la evolución artística del país y que nos acercan a la comprensión de su percepción del “arte”.

La primera de ellas es la conexión intima con la naturaleza, que podemos observar en la mayoría de obras y como de esta conexión intima se desprende la segunda característica, la expresión artística a través de la sencillez esencial, inculcando una espiritualización al arte. 

Estas dos características son muy importantes en el arte japonés, así como en el arte de Asia oriental en general, ya que a diferencia de lo que sucede en Europa donde nuestra tradición artística ha destacado al Hombre como centro de la obra, en el arte oriental siempre ha ocupado un segundo plano, incluyéndolo en la naturaleza como parte de ella. Términos como Sabi, Wabi y Shibusa2, enmarcan esta percepción, tan alejada de la nuestra, sobre la concepción budista de la naturaleza y como ésta afecta el desarrollo artístico del país y de las obras de arte.

La tercera característica es la tendencia hacia las formas decorativas, que va apareciendo a lo largo de la historia, iniciándose en la época Momoyama (1573-1615) y afianzándose en la era Edo (1615-1868), llegando a veces, por la tendencia a la simplificación, a convertirse en abstracto.

Por ultimo, la cuarta característica es la facilidad para asimilar estilos y tendencias culturales y artísticas. Debido a los contactos culturales con el continente asiático y occidente y los periodos de aislamiento, han surgido en Japón épocas de asimilación cultural externa: como pasa con el budismo en el año 552 y el budismo Zen el s.XII; y el sXVI y sXIX con la influencia occidental. Estos periodos se han alternado con momentos de resurgimiento del arte propio, donde destaca el tema del Shintoismo, como sucede en el periodo Heian, Momoyama o Edo, pero asimilando las influencias externas recibidas en los periodos anteriores. 

Como obras destacadas del arte japonés, las que se tratarán a continuación son exponentes claros de estas características, con sus peculiaridades propias, aunque están separadas en el tiempo por unos de cuatro siglos.

Siguiendo un orden cronológico, la primera de las obras de arte es un biombo de cuatro paneles, aguada sobre papel en fondo dorado, de Tawaraya Sotatsu con titulo “Fujin y Raijin” (Fujin Raijin Zu Byoubu), del s.XVII, Periodo Edo, situada en estos momentos en el templo Kennin-ji en Kyoto, Japón y considerada Tesoro Nacional de Japón.

En la obra podemos observar situada en la esquina superior izquierda, una figura humanoide con rostro de demonio en colores claros, con ropas en verdes, ocres y oro, sosteniendo unos objetos cilíndricos y circundada por siete tambores de mano en ocres, en guía circular dorada. Dicha figura corresponde con el kami(神)3 Raijin que corresponde en el panteón Shinto con el dios del trueno.

En la esquina contraria, la superior derecha, podemos observar otra figura que equilibra la composición, donde aparece Fujin, el dios Shinto del viento. Esta figura esta representada en verde, con la cara monstruosa, ropajes en verdes, blancos y rojos con un saco blanco hinchado en las manos donde contiene la fuerza del viento.

La zona mas amplia y centrada de la composición la ocupa un espacio vacío, decorado en dorado con pan de oro. Toda la composición esta montada sobre un biombo de cuatro paneles.

La segunda pintura corresponde a “727-727”, una pintura acrílica pintada sobre lienzo y montado sobre tabla de Takashi Murakami, realizada en 2006 y que en estos momentos se encuentra en “The Steven A. Cohen Collection”. A pesar de que la moderna obra de Murakami no corresponde a un biombo, a simple vista se pueden entrever los lazos explícitos que la unen con la obra de Sotatsu.

En la obra podemos observar una figura central formada por un balón principal, con dos esferas mas en la parte superior, creando todo ello un personaje muy repetido a lo largo de la obra de Murakami, Mr. DOB. Aquí podemos ver esta mezcla de gato Doraemon y Sonic4 en combinación de colores vivos, crema y negro, con la boca abierta mostrando unos dientes afilados reposando sobre unas ondas coloridas, que se arremolinan bajo su figura. Esta imagen centrada de la obra, a diferencia de los dos Kami de la obra de Sotatsu que se mantiene en las esquinas superiores, destaca sobre un fondo de nubes en dorados, cobre y plata.

Ambos autores tienen como exponentes principales de su expresión artística, obras singulares como las arriba mencionadas, a pesar de las distancia que les separa en el tiempo. Aunque pueda parecer que Murakami unicamente se inspira o copia el estilo decorativista de Sotatsu en su obra, si nos fijamos en los detalles de cada uno de los artistas podremos ver que hay mucho mas.

Tawaraya Sotatsu desarrolló su actividad artística en la era Edo japonesa. Este periodo se inicia con el nombramiento de Tokugawa Iyeasu y sus descendientes como Shogun5 en 1603 y finaliza con la restauración del poder Imperial de Meiji en 1868. Durante este lapso de tiempo de mas de 200 años y a pesar de las revueltas cristianas del sur de Japón y las luchas internas de los daimyos súbditos del Shogun Tokugawa, este es un periodo de relativa paz en el país. 

Esta estabilidad favorece el posicionamiento del poder militar, en puestos políticos y burocráticos, que a su vez favorecen la apreciación y la producción de obras de arte, para el consumo de la clase dirigente.

En este periodo se produce un fenómeno especialmente importante para el desarrollo artístico en el país, el denominado “Sakoku”, un periodo de aislamiento total con respecto a los viajes e influencias extranjeras, especialmente relacionado con el mundo occidental, lo que supone un nuevo periodo de resurgimiento de la creación artística propiamente japonesa. 

Tawaraya Sotatsu inmerso en este momento histórico japonés inicia su faceta artística de forma autodidacta, llegando hasta hoy pocos datos históricos de sus inicios. Lo que si parece claro, es que la irrupción de Sotatsu en la escena artística, removió los cimientos de las escuelas tradicionales de pintura Tosa y Kano, que servían al interés artístico del poder militar establecido y la corte y que consideraban a los pintores urbanos y que trabajaban para la floreciente clase media de comerciantes, como artistas inferiores. 

Según Kidder, la obra de Sotatsu se desarrolló en tres etapas fundamentales: la primera donde trabajo como artesano creando decoraciones para los papeles de caligrafía; la segunda, el estilo Kano del Yogen-in, de gran amplitud y fuerza, dibujos lineales y colores intensos, adecuado para ambientes tradicionales; y la tercera, las interpretaciones, según la nueva técnica, de temas clásicos a medio camino entre la escuela Tosa y Kano. 

Finalmente Sotatsu establece las bases para la nueva escuela Rinpa6, entre los que destacan su carácter decorativista, usando colores fuertes y composiciones lineales sobre temas clásicos y naturales para biombos y abanicos.

La mayor parte de sus trabajos eran por encargo, adquiriendo gran fama e incluso consiguiendo mecenazgo y trabajando para la casa Imperial, cosa poco común fuera de los artistas de la escuela Kano. Sotatsu empezó a firmar sus obras a partir de 1630, y desaparecen sus referencias después de 1643.

El momento en el que salto a las escena artística Sotatsu, queda muy distante del momento en el que Murakami empieza a desarrollar su actividad, aunque podemos encontrar algunas similitudes en su marco histórico, que pueden haber marcado, a mi entender, de forma similar el desarrollo de sus carrera artísticas, siendo ambos iniciadores de nuevas corrientes en sus respectivas épocas, pero siempre guardando esa referencia con las bases clásicas del arte japonés.

Takashi Murakami nació en Tokio en 1962, ya alejado del periodo de posguerra que siguió a los anhelos expansionistas del Imperio Japones de principios del s.XX y de su capitulación ante las fuerzas de los EUA, en el final de la Segunda Guerra Mundial. Su formación personal y artística se enmarca en el final del periodo de gran desarrollo económico, que basándose en la doctrina Yoshida7 procuró un crecimiento envidiable hasta 1973. 

Este desarrollo se unió al regreso al escenario internacional y al nacimiento de una sociedad de consumo de masas, urbana y cosmopolita, muy influida por modelos culturales ajenos, quizás debido a la ocupación de las fuerzas norte americanas. 

Debido a lo traumático del fin de la guerra en 1945, con el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, se impulsó un sentimiento pacifista en la sociedad, que unido al pragmatismo político, permitió centrar todos los esfuerzos de la sociedad en una recuperación rápida y retomar una posición preponderante en el ámbito internacional. 

En este periodo de paz y prosperidad económica, pero siempre con el recuerdo de la devastación de la guerra muy próximo, Murakami estudia en la Escuela Nihonga de pintura tradicional de estilo japonés y en la Tokyo University of Arts8 y concentra todas las influencias exteriores recibidas, conjugándolas con las técnicas del arte japonés tradicional, pero fuertemente influido por la cultura japonesa del momento: La subcultura de los Otakus.9

Claramente influido por el arte contemporáneo occidental en un inicio, pretende eliminar el elitismo que Murakami percibe y el encorsetamiento percibido del arte japonés, por medio de la teoría del Superflat: “Lo superplano es un concepto original de los japoneses, que han sido totalmente occidentalizados”10. Tras ese concepto se halla la reivindicación de la ausencia de perspectiva en la pintura tradicional japonesa, la distribución horizontal de la cultura nipona, que no distingue entre alta y baja cultura ni entre arte y artesanía.

Creador de una empresa artística a nivel internacional, la KaiKai Kiki Co, Ltd.11 Va mas allá de la mera adaptación de influencias externas (Andy Warhol, Jeff Koons...) y internacionaliza su unión de la tradición y el mundo del arte contemporáneo, del diseño, animación, moda y cultura popular.

Centrándonos de nuevo en las obras, el biombo de “Fujin y Raijin” nos acercan al estilo propiamente de la escuela Rinpa a la que pertenece. Una de las características de este tipo de obras de arte es que se realizaban por encargo y para satisfacer el gusto de la clase comerciante que solía utilizar estas obras con carácter decorativo, se centraban en motivos naturales, tradiciones populares o escenas épicas. 

Aquí vemos a Raijin y Fujin, dos de los dioses principales de la religión propia de Japón, el Shintoismo, pero como indican algunos de los autores, se muestran rayando la caricatura. J Dougill acaba su descripción diciendo: “...El resultado es un trabajo que resuena con energía y humor.” (Dougill, J 2006)

También destacar el uso de los espacios vacíos, centrado en esta obra sobre el fondo dorado, característica principal en las pinturas paisajistas, pero que aquí a mi entender, también tiene un papel importante en el equilibrio entre las dos grandes fuerzas de la naturaleza, viento y trueno. (Barlés, E. 2004)

En “727-727” Murakami, nos da su visión de un nuevo “Vacío” del arte japonés, no tato plasmado en la obra en sí, sino en el significado. Desde el titulo de la obra, que corresponde a unas vallas publicitarias de cosméticos japoneses, el contenido de las cuales no tiene sentido, el autor tal como explica en un vídeo de su exposición en el Guggenheim de Bilbao12, identifica esta falta de sentido con los vacíos que existen en la vida diaria. 

Es en este punto donde, para mi, las dos lineas vitales y artísticas de Sotatsu y Murakami tienen puntos en común. Desde dos situaciones históricas muy dispares, pero en periodos de paz y estabilidad en Japón, ambos, en base a sus influencias artísticas anteriores, buscan darle una visión nueva y a la vez mas cercana de la idiosincrasia japonesa, a la manera de crear obras de arte. 

Desde la recuperación del estilo Ukiyo-e de Sotatsu (tan propio de las clases populares de su época), hasta la adopción del manga y anime, como parte de la base de sus obras de arte por parte de Murakami, ambos demuestran la asimilación de las corrientes artísticas a un estilo propio japonés. 

La obra de Murakami es una apología a vivir el momento y ser feliz, todo ello aderezado con su alter ego Mr. DOB  usando técnicas heredadas del decorativismo en el que el propio Sotatsu fue un maestro.



NOTAS.
1Suzuki Daisetsu esteta y filósofo citado por Gutierrez, F. (1990) en “Características generales del arte japonés y su inter-relación con el arte de occidente”. 

2Sabi expresa la soledad de la naturaleza y el contacto directo con la naturaleza siguiendo la filosofía Zen, así como el Wabi es la simplicidad, despojar de lo ficticio para acercarse a la belleza. Shibusa es la tendencia a lo incompleto, rudo, inacabado, expresado en el arte de la cerámica como mayor exponente. (Gutierrez, F. 1990) 

3Kami: Es la palabra en japonés para aquellas entidades que son adoradas en el Shintoísmo y que tanto pueden ser, animales, plantas, fuerzas de la naturaleza o personas. http://es.wikipedia.org/wiki/Kami

4Doraemon: Gato robot creado por el dibujante japonés Fujiko·F·Fujio (Hiroshi Fujimoto) en 1961.http://fujiko-museum.com
Sonic: Mascota y protagonista de una saga de videojuegos de la compañía japonesa SEGA. 

5Shogun: Jefe militar nombrado por el Emperador, que desde el s. XII hasta el XIX, se convirtió en el gobernante de facto, al margen del Emperador http://es.wikipedia.org/wiki/Sh%C5%8Dgun

6Nombre dado a la escuela de la que fundo las bases artísticas Sotatsu Tawaraya, usando la ultima silaba del nombre de uno de sus discipulos Korin (1658-1716) y la palabra “escuela”. (Kidder, 1985) 

7Yoshida Shigeru fue primer ministro de Japón entre 1948 y 1954. 


9Otakus: Jóvenes fascinados por los productos de una sociedad de consumo que ha asimilado a su manera los modelos occidentales. http://www.pauwaelder.com/?p=423

10Cita del autor a través de Waelder Pau. “Murakami Takashi (léase de atrás hacia adelante)”. Revista CM, 2009. 


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