jueves, 24 de julio de 2014

EL PAPEL DE LA MUJER JAPONESA EN EL MUNDO LABORAL CONTEMPORÁNEO.

El problema de género en las sociedades modernas y contemporáneas, es un tema recurrente y de ámbito prácticamente universal que afecta de forma mas visible a las sociedades altamente desarrolladas. La discriminación de las mujeres es evidente en todas las sociedades de carácter altamente patriarcal, entre las que se encuentran las occidentales y las asiáticas desarrolladas. 

En los orígenes de la creación de las sociedad japonesa, parece ser que la organización social era fuertemente matriarcal y de ello aun quedan rasgos en la tradición Shinto[1] con la imagen de la diosa Amateratsu como matriarca celestial de la que desciende la Casa Imperial Japonesa, ya desde tiempos remotos la dominación del hombre en la sociedad japonesa es clara ya que la creación del primer Estado Japonés en la Era Yamato (300-645 d.C.) esta en manos masculinas. 

Desde los inicios de la historia la dominación del poder político ha estado en manos masculinas, esto ha influido indudablemente en el posicionamiento actual y pasado de la mujer japonesa en su sociedad. A esta tradición patriarcal de dominio del poder social hay que unir varios factores que influyen de manera determinante en la situación actual de la mujer en la sociedad japonesa en general y en el mundo laboral en particular. 

Entre los mas destacados, a mi entender, podemos citar: la influencia de los valores confucianos en los flujos de relación entre los miembros de las familias japonesas y el resto de su sociedad; El ultra-nacionalismo imperialista japonés de antes de la Segunda Guerra Mundial; La visión nacionalista del desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial, así como la influencia del gobierno japonés en el desarrollo de los movimientos sociales reivindicativos y de soporte social de todo tipo en la sociedad moderna japonesa; La legislación social y laboral japonesa; La precarización del mercado de trabajo japonés tras la crisis de los años noventa y el cambio de paradigma del mercado laboral global con la entrada de los avances tecnológicos y de manejo de la información.

Aunque la posición de la mujer en el mundo laboral japones ha sufrido cambios en las ultimas décadas, sobre todo desde la revolución económica de la posguerra en los años sesenta y después de la crisis económica de los noventa, estos cambios no siempre han sido beneficiosos ni para la posición de la mujer en el mundo laboral y dentro de la sociedad, ni para la propia sociedad japonesa.

Para entender el papel de la mujer dentro de la sociedad japonesa, tenemos que tomar en consideración la fuerte influencia ejercida por los principio confucianos de jerarquía social y familiar, y en la visión del individuo y la colectividad en la sociedad. Estos principios de piedad filial y de respeto de las jerarquías fomentaron, entre otras cosas, el continuismo de la sociedad patriarcal, relegando a las mujeres al papel de cuidadoras, todo ello llevaba de forma irremediable a la difícil incorporación de la mujer al mercado laboral en un inicio y en estos momentos a un abandono de las carreras profesionales de las mujeres trabajadoras en el momento en el que en su familia, ya sea por cuidados de hijos o de familiares dependientes, surge una necesidad de cuidado.

A la influencia confuciana anteriormente citada y sin poder adentrarnos en los periodos intermedios de la historia japonesa, donde la jerarquización social patriarcal estaba fuertemente estratificada y copaba el poder político y social, como en el Periodo Tokugawa(1600-1868), hemos de unir el auge nacionalista al que llegamos tras el periodo posterior a la modernización del país después del Periodo Meiji, en 1931 con la invasión de Manchuria[2] . 

Este momento da el pistoletazo de salida a la vista de la comunidad internacional, del nacionalismo expansionista japonés que tuvo como reflejo en su sociedad un mantenimiento de los roles adoptados tanto por hombres, como por mujeres. Esta continuidad de roles para mantener el desarrollo militar y económico nacional, basándose en la tradición Shinto como justificación y medio de difusión del ideario ultra-nacionalista y de las bases confucianas como norma de respeto a la autoridad, abocó a la perpetuación de la mujer japonesa al rol que había mantenido tradicionalmente.

Podría parecer que tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial y la ocupación americana, el papel social de la mujer sufriría grandes cambios, pero no fue así. Al mantenerse el establishment político patriarcal y con la economía y la recuperación como único objetivo para toda la sociedad, volvieron a hacerse valer los principios confucianos y de compromiso con el Estado de la sociedad japonesa, esta vez no para dar apoyo a una expansión territorial militar, sino para un crecimiento económico que volviese a situar a japón como una potencial mundial. 

Es en este periodo, sobre todo a partir de 1970, cuando la sociedad civil japonesa y los movimientos reivindicativos, como las organizaciones feministas, empiezan a surgir de forma clara en Japón. 

El movimiento feminista en Japón se asoció a los partidos de izquierda y se incorporó a la gran movilización de liberación existente alrededor del globo. Estos movimientos eran muy activos reclamando la feminización de los puestos destacados de la sociedad japonesa y de la incorporación de la mujer en condiciones de igualdad en el mercado laboral y político, todo ello unido a una critica del sistema familiar que consideraban un sistema de perpetuación de la discriminación sexual padecidas por las mujeres. 

Si bien estos movimientos recibían el apoyo de la izquierda política, esta misma izquierda ha mantenido, en mayor o menor medida, una estructura patriarcal en sus cúpulas directivas, esto unido a la dificultad de organización de la sociedad civil japonesa debido a la regulación gubernamental y el control del estado de las organizaciones sociales, hace difícil un verdadero abordaje del problema de la discriminación de la mujer en la sociedad y de como la identificación de la diferencia de género, tanto defendido desde el feminismo, como denostado por el poder patriarcal, definitivamente mantiene a la mujer en un papel subordinado. 

 Este desarrollo histórico de la sociedad japonesa ha llevado el conflicto de género, a un punto similar que al del resto del mundo desarrollado, donde a pesar del reconocimiento de la necesidad de igualdad para la mujer, la hegemonía universal del poder patriarcal perpetúan esa misma dominación, que social, político y culturalmente mantienen la posición subyugada de la mujer para la perpetuación del poder masculino.

Basándonos en todo lo anterior y analizando el papel de la mujer trabajadora en Japón, se puede comprobar que con el cambio de paradigma tras la crisis económica de los años noventa en japón, la precarización del mercado laboral tras la liberalización dirigida desde el Estado y la propia legislación de protección de la posición de las mujeres en las empresas, no se ha conseguido una natural incorporación de los valores positivos que podría aportar la feminización del cuerpo de trabajadores de las empresas japonesas, sobre todo a niveles jerarquicos medios y altos, sino mas bien lo contrario.

Debido a que la legislación de protección social japonesa, esta basada en un estructura social donde el hombre es el encargado de proporcionar el sustento económico a la familia y la mujer es la encargada de los cuidados familiares, cuando el mercado laboral ha cambiado debido a la precarización del empleo y la perdida de la máxima del mercado de trabajo japones del “trabajo para toda la vida[3]”, no solamente no han favorecido determinantemente la incorporación de la mujer al mercado laboral, sino que han conseguido dejar desprotegidos a nivel social a otros muchos trabajadores, ya que a la vez que el salario, los beneficios sociales de cobertura de desempleo y jubilación, iban asociados al puesto de trabajo estable del marido. 

Estos hombres y mujeres, básicamente solteros, que al no tener un trabajo fijo y trabajar en trabajos discontinuos, a tiempo parcial, o “arubaito”[4], que se asociaban a trabajos propios de mujeres casadas que completaban la asignación del núcleo familiar, cuando precisan cobertura social, la ven limitada por la propia concepción estatal de los trabajos que desempeñan. Esto es una clara precarización de las condiciones de cobertura social de la sociedad japonesa en general y trabajadora en particular, debido aun a esa visión machista del estado.

Ciertamente en los últimos años se ha apreciado una relativa mayor incorporación al mercado laboral de la mujer japonesa, dando como resultado una ligera feminización del mercado laboral, debido al ligero cambio de paradigma de la estructura social de la familia y de las ventajas que ofrecen los nuevos avances tecnológicos y de comunicación que permiten una mejor comunicación entre ciudades y la optimización del tiempo de trabajo, esto no siempre ha traído consigo una ventaja ni para la mujer, ni para la sociedad japonesa en general. 

Si bien es cierto que la mejora de las comunicaciones hace que las personas dispongan de mas tiempo, una característica propia de la dinámica de trabajo de las empresas japonesas como son las horas extras (no pagadas en la mayoría de los casos), hacen que esta mejora pase casi inadvertida en un país altamente tecnificado.

Así mismo centrando el foco en el problema de la situación de la mujer japonesa en el mercado laboral, esta necesidad de dedicación a la empresa, devoción y resignación, difícilmente puede hacerlo una mujer que quiera mantener su rol de cuidadora altamente reconocido por su entorno y que ya sea en la forma tradicional de cuidado de los mayores por parte de la mujer del hijo mayor o lo que realmente demandan, el cuidado por la propia familia, es inviable con la dedicación socialmente y empresarialmente requerida para un trabajo estable con una carrera profesional adecuada.
Este conflicto entre rol cuidador o desarrollo profesional, lleva a las mujeres japonesas a un clara dicotomía: deben elegir entre tener una carrera profesional basada en una estructura laboral masculina y claramente tradicional, donde deben resignarse y renunciar a su vida familiar y su rol cuidador; o deben decantarse por mantener, en el mejor de los casos, unos empleos de poca proyección profesional o precarios, cuando no en multitud de casos, ya sea en el momento del nacimiento de un hijo o por la necesidad de cuidado de algún familiar, abandonan su carrera profesional para dedicarse casi en con carácter exclusivo al rol cuidador. Según el trabajo de K. Nemoto y solo para destacar uno de los datos mas relevantes de su estudio, en 2001 el 67% de las mujeres trabajadoras que tuvieron un hijo dejaron su trabajo ya sea de jornada parcial o jornada completa.

Queda claro que si la defensa de los derechos de la mujer en la sociedad y la no estigamtización de ésta unicamente por pertenecer a un sexo, es un reto del mundo actual, aun es mayor en Japón debido a los precedentes históricos y culturales de este país. Es un reto para el Estado japonés y para la propia sociedad civil japonesa, ya que ambos deberán abordar el tema de la inclusión igualitaria de la mujer dentro del desarrollo social y empresarial japonés para aportar nuevas perspectivas de futuro, tanto para los miembros pertenecientes a esa sociedad que son de sexo femenino, como para el global de una sociedad atascada en una crisis económica y de perdida de identidad.



[1] Shinto/Shintoismo es la religión de origen animista propia de Japón. http://eos.kokugakuin.ac.jp/modules/xwords/ 

[2] La invasión de la región China de Manchuria en 1931 para asegurarse el abastecimiento de materias primas, dió pie al intento de invasión del resto de China por parte de Japón a partir de 1937 y dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial. http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/antecedentes-manchuria.html 

[3] Sistema de contratación, basicamente anterior al 1990, basado en la membresia de los trabajadores en la empresa, sin descripción de puesto de trabajo, ni funciones, que obliga a la aceptación de traslados, horas extras y cambio de funciones, pero que por contrapartida ofrece una gran seguridad laboral al trabajador. http://www.nippon.com/es/currents/d00088/ 

[4] Arubaito proviene del termino alemán arbeit y consiste en trabajos a timpo parcial, en un inicio basicamente desarrollados por estudiantes. http://www.tjf.or.jp/deai/contents/teacher/mini_en/html/arubaito.html

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